sábado, 19 de octubre de 2013

No puedo relajarme, ¿qué hago?

Fíjate cuantas veces oyes expresiones como: " toma aire", "respira tranquil@", "relájate". Pero, ¿cómo pasar estas expresiones a la práctica?
Muchas personas no saben relajarse, les parece muy difícil e incluso imposible relajar su cuerpo. Ell@s creen que están relajados, pero no lo están.

¿Cómo podemos comprobar si sabemos relajarnos o no?

Una opción es la siguiente:
Túmbate en la cama, en el suelo, en una camilla.... donde quieras, y pide a alguien que levante tu pierna de forma lenta hasta que comiences a notar tensión en los músculos de la zona que te están estirando. Dile a la persona que ponga una mano cerca de la pierna que ha levantado para cogerla mientras la suelta de la mano que la sujetaba. 
Si la pierna cae "muerta" significa que estás relajad@, si la pierna se queda arriba aún cuando nadie la está agarrando, claramente no estás relajad@.

Entonces ¿cómo puedo conseguir ese estado de relax?

Respirando correctamente. 

La respiración es importantísima para conseguir un estado de paz y equilibrio interno. Si acudes a sesiones donde los estiramientos forman parte del tratamiento es absolutamente necesario que te relajes, si no lo haces será imposible estirar el músculo. Lo que podemos hacer es dejarlo peor.

Pondré este ejemplo:

Imagina dos personas situadas en ambos extremos de una cuerda, en este caso el músculo será la cuerda y los extremos de esta cuerda imaginaria serán los huesos. Si uno tira hacia un lado y el otro hacia el otro, lo más probable es que la cuerda sufra daños en su estructura por la tensión recibida por ambas partes. Si alguien quiere estirar tu pierna y tú lo frenas, no puede darse el estiramiento necesario para que el músculo en tensión se torne flexible, que es el fin y el objetivo del estiramiento.

Así que practica a diario formas de mejorar tu respiración.
Nada se aprende en un día, a respirar tampoco.
Pero la práctica crea el hábito, así que practica todo lo que puedas.

Hoy voy a enseñarte un ejercicio de percepción de la respiración.

Ahora mismo mientras lees esto, fíjate hasta donde llega el aire que entra por tu nariz. ¿Solo sientes el calor en tus fosas nasales?, ¿lo notas en la garganta?, ¿llega a tu pecho? ¿notas cómo se abren tus costillas? ¿se infla tu abdomen?
Sé consciente de este aire, expíalo, sumérgete en él, siente los latidos de tu corazón, fíjate cómo las palpitaciones varían según cambia tu respiración. 

Puedes relajarte simplemente respirando. Está a tu alcance siempre y en todo momento.

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Cuento de la Colección Playter "Luna y su dolor de piernas".

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